martes, 1 de abril de 2014

El enigma de El Greco


   Este año de 2014, la ciudad de Toledo se viste de gala en conmemoración de uno de sus habitantes más ilustres, el gran pintor Doménikos Theotokópoulos; más conocido como El Greco. 
    Fue un artista de tal fuerza que se atrevió a criticar la obra de Miguel Ángel por sus licencias paganas (ver). He querido elegir el IV centenario de la muerte del pintor para señalar alguna de las cuestiones que me surgen en lo relativo a la obra del artista. Hay preguntas que siguen siendo motivo de polémica e interpretaciones dispares,  por ejemplo, el hecho de que la representación de sus personajes, tan característicamente alargados, pudiera responder, o no, a algún tipo de defecto en la vista que tuviera Theotokópoulos, por lo que pudiera no ser consciente al representar a sus personajes bastante más estilizados de lo que en realidad eran. 
  
   La primera cuestión que quiero resaltar es la de la curiosa postura de la mano en la pintura “el caballero de la mano en el pecho”. Diversos historiadores y libros de arte han considerado esa postura como un signo de honor del personaje (y el poder de su palabra dada). Es posible...para ese cuadro concreto. Pero, como decían en una serie policíaca: “una vez es casualidad, dos puede ser coincidencia, tres es ya una evidencia", y ese mismo gesto, tan inusual y poco natural (los dedos corazón y anular juntos pero separados del resto) es algo recurrente en la obra del pintor. Algo debería significar, digo yo. Porque en otros cuadros suyos son numerosos los personajes cuyos dígitos se disponen de manera más natural (“La Sagrada Familia”, “El Entierro del conde Orgaz”, “La dama de armiño”, las imágenes de San Sebastián, el niño con la cerilla, el apóstol Santiago, el cardenal Fernando Niño de Guevara, San Ildefonso, etc), o incluso otros personajes que acompañan a los que muestran esa peculiar posición de sus dígitos en alguna de sus obras. 
      Otro detalle que me sorprende es que, en el caso en que las manos aparecen con esa curiosa posición de los dedos, esa mano aparece desproporcionadamente grande en comparación con el rostro de la persona, lo que me respalda en la idea de que para el pintor dicho gesto era lo sobradamente importante como para resaltarlo. Baste observar las proporciones del caballero de la mano en el pecho...

    Dejando esto a un lado, hay otra duda que me surge en la obra del Greco. Sabemos que durante años habitó en la ciudad de Toledo, con lo cual tuvo tiempo suficiente para conocer cada uno de los recovecos de la urbe. Más aún siendo pintor. Pero, sorprendentemente, en una de las representaciones que hizo de la ciudad, deliberadamente cambió determinados edificios de la ubicación que en realidad poseen. ¿Por qué lo hizo?. Me estoy refiriendo al cuadro conocido como “vista de Toledo” (1587), que actualmente puede verse en el museo metropolitano de Nueva York.  
    Lo primero que llama la atención del cuadro es la exagerada vegetación, más propia de la cornisa cantábrica que de los áridos entornos de Toledo. Los principales edificios, tales como el Alcázar o la Catedral aparecen destacados por un cielo que amenaza tormenta. A la izquierda, se distingue el castillo de San Servando, correctamente emplazado, pero no así los grandes edificios que posee a sus pies y que no han podido ser identificados, creyendo muchos que fue un añadido del autor para realzar el carácter imperial de Toledo, capital del imperio español hasta 1567 y ya en su día capital del imperio visigodo. Los relieves han sido exagerados (por ejemplo, la pendiente que desde el Alcázar, desciende hasta el río) y algunos elementos, como se ha mencionado, se han cambiado de lugar. Es el caso de la torre de la Catedral, que figura a la izquierda cuando en verdad se encuentra a la derecha del edificio principal, si lo observamos desde la posición escogida para ver dicha vista de la ciudad retratada en el cuadro (la ciudad vista desde el norte). 

    El mérito de este cuadro es que posiblemente sea el precursor del estilo paisajístico, siendo el primero que se conoce del arte español. Curiosamente, con posterioridad realizará su obra “vista y plano de Toledo” en la que la ciudad ya aparece centrada (no desplazada a la derecha, como en “vista de Toledo”) así como el fiel retrato de cada edificio, con sus medidas y emplazamiento correspondientes. Lo más curioso es que en el propio cuadro, abajo a la derecha, se representa a un adolescente sosteniendo el mapa de la ciudad. ¿Quizás alguien le reprochó las libertades artísticas que se había tomado en su anterior obra y quiso así “demostrar” la exactitud de su dibujo de Toledo?.

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